Valentina (nombre ficticio de mi paciente) apenas tenía 30 años cuando nos conocimos. Un mal momento para conocer a una chica de rasgos bonitos, llena de vida y tener que anunciarle que aquello que parecía algo benigno era un cáncer de mama. A esa edad nadie piensa en el cáncer y recuerdo el miedo y la incredulidad en su mirada. Le gustaba preguntar y preguntar hasta dejar resueltas todas sus dudas que, como cabe esperar, no eran precisamente pocas. Su nombre pasó fácilmente a ser conocido por toda la unidad de mama del centro. Era nuestra paciente más joven por lo que terminamos bautizándola como “la niña”.

Cáncer en la juventud

Su tratamiento comenzó con quimioterapia neoadyuvante y el destino quiso que me la encontrara por la noche en varias ocasiones guapísima con su peluca y maquillada de tal manera que nadie hubiera pensado que estaba pasando por un tratamiento oncológico. Era normal. A esa edad lo que toca es salir y divertirse y ella no renunciaba a su vida a pesar de su tratamiento.

Al poco de terminar su tratamiento, las cosas se complicaron y apareció una imagen en la columna lumbar que el sentido común decía que era una metástasis pero que la cautela por la edad de la paciente llevó a pruebas y más pruebas hasta determinar que, a pesar de la presentación poco común, realmente era una metástasis. Cada vez que recogía resultados pasaba por el despacho para preguntar mi opinión al respecto. Otras veces se generaban preguntas y más preguntas, unas veces con la familia, otras veces sola. ¡Qué difícil es dar malas noticias a gente tan joven de edad tan similar a mi propia hija!.

Cuando el cáncer de mama no acaba bien

Acababa de terminar un tratamiento y ya volvía a comenzar el viacrucis de nuevo. Así transcurrieron más de tres años y la enfermedad siguió avanzando. Valentina siguió esperando algún tratamiento que fuera eficaz hasta que un día ya dejamos de vernos debido a que trasladó su caso a otro hospital en busca de una nuevo oportunidad con un tratamiento nuevo. No volví a saber nada de ella y al correr los meses busqué su nombre en Internet esperando encontrar su perfil en redes sociales con la esperanza de encontrar alguna noticia positiva sobre ella.

Lamentablemente la esquela de su fallecimiento con apenas 35 años es lo primero que Google supo encontrar para mí. Sabía que las cosas pintaban mal pero albergaba la esperanza de que algún tratamiento le hubiera brindado la oportunidad de alargar su vida. Cuando te enfrentas a una noticia así te cuesta entender porqué y te preguntas qué es lo que ha fallado. El cáncer de mama tiene un buen pronóstico en general pero aún hay casos en los que ni diagnóstico precoz ni un buen tratamiento permiten controlar la enfermedad. 

En realidad, el cáncer de mama es un conjunto de enfermedades diferentes que hemos logrado conocer no hace mucho y que seguiremos conociendo. La mayor parte de los casos responden bien al tratamiento pero todavía desconocemos el porqué en algunos casos el tratamiento no funciona.

Tratamiento personalizado en cáncer de mama

Los tratamientos del cáncer de mama son cada día más personalizados y poco a poco vamos clasificando esta enfermedad en subgrupos que reciben estrategias terapéuticas diferentes. En el año 2000 hubo una publicación científica que detonó el cambio hacia la personalización del tratamiento del cáncer de mama.

Se trata de esta publicación sobre los subtipos biológicos o moleculares del cáncer de mama publicada por el profesor Charles M. Perou PhD. Investigador especialista en genética y oncología molecular además de profesor de patología médica en el Lineberger Comprehensive Cancer Center de la Universidad de North Caroline, EEUU.  La relevancia de este artículo hace que haya sido referenciado más de 12.800 veces en la literatura científica, algo realmente increíble pero relacionado intrínsecamente con el valor de lo descrito en su investigación del año 2000. Su capacidad de manejo de la genética y la biología ligado a la bioinformática y la epidemiología ha permitido revolucionar la oncología llevándola hacia la oncología de precisión y el camino de la posible curación del cáncer.

A partir de esta publicación el cáncer de mama ha dejado de ser una o dos enfermedades diferentes para hablar de al menos cinco enfermedades diferentes con comportamientos biológicos diferentes que requieren diferentes estrategias terapéuticas: Luminal A, Luminal B, HER2-enriquecido, basal-like y Claudin-low.

El pasado 16 de julio, el Hospital Clinic de Barcelona ofreció una jornada sobre novedades en cáncer de mama con presencia del mismísimo Charles Perou. Cuando vi el anuncio no dude en apuntarme para poder escuchar a aquella persona que con su investigación había cambiado y sigue cambiando el tratamiento de las personas afectadas por el cáncer de mama. Me sorprendió su relativa juventud  en relación a las casi dos décadas de su descubrimiento y su incesable capacidad de innovación en la investigación en cáncer de mama. La búsqueda de biomarcadores que permitan clasificar a los tumores más que por su tipo celular por su biología es su objetivo en oncología.

Sus investigaciones siguen dando frutos a los distintos tipos de tumores pero él sigue siendo un personaje anónimo para el público general y para miles y miles de mujeres que se benefician de su trabajo. Si fuera futbolista sería una figura similar a Leo Messi o Cristiano Ronaldo pero nuestra sociedad ha decidido que nuestros verdaderos héroes permanezcan anónimos.

Objetivo de la investigación: Ni una Valentina más

El objetivo de todos los investigadores en el cáncer es llegar a encontrar el mecanismo por el que el cáncer de mama es una enfermedad impredecible que si bien podemos controlarlo en la mayoría de mujeres resulta letal en un grupo de ellas. Como en el caso de Valentina donde la enfermedad avanzó sin piedad a pesar de un buen tratamiento.

Afortunadamente el caso de Valentina es poco habitual. Lo habitual es encontrarme con pacientes que han logrado que su enfermedad remita y seguimos encontrándonos en los controles.

A pesar de la tristeza de este caso quiero dar un mensaje de esperanza a aquellas mujeres que son diagnosticadas de un cáncer de mama. La investigación va por buen camino y espero que un día no muy lejano en el tiempo podamos hablar del cáncer de mama como un conjunto de enfermedades con tratamiento posible para todas las mujeres que lo padecen. Hay muchos profesionales que trabajan en la investigación y con los pacientes con un objetivo común, que el cáncer deje de ser una enfermedad mortal.

DEP valiente Valentina.

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