Empieza el año y empieza la cuenta. Son muchos casos de cáncer mama, cada año más por nuestra especial dedicación a esta patología. No nos acostumbramos. Las vacaciones te apartan de esas malas noticias con las que convivimos a diario. Volver a empezar cuesta.
Este año realmente la coincidencia quiso que mi primera paciente del año, una persona joven, en su primer control, presentase una lesión sospechosa en mamografía y ecografía. En el mismo momento, le practicamos una biopsia y en pocos días llegó la confirmación. Se trataba de un cáncer de mama. La resonancia sirvió para poder acabar de estudiar su extensión.
Para ella ha sido un golpe fuerte. Le preocupan sus hijos pequeños. Como a todas las madres jóvenes. Le esperan unos días de pruebas y en breve empezará su nueva vida.
Esta semana  nuestra primera paciente ya ha empezado el tratamiento. Primer día de su nueva vida. Previo paso por nuestra Unidad de mama para colocar un arpón, ella ha pasado ya por quirófano.
Al despedirse de nosotras con el arpón colocado para ir a quirófano me dijo: “Nos veremos en los controles. Vendré con un miedo terrible”.  “Te cuidaremos”, le contesté.  “Ya me habéis cuidado”, sonrió. Creo que con sus palabras ya nos sentimos pagados. Que suerte esta profesión tan bonita: poder cuidar a gente que ni siquiera conoces.
Sólo quien ha recibido una mala noticia como ésta es capaz de entender qué se siente. El resto, sólo podemos intentar hacernos una idea. Tener gente en mi equipo que ha padecido esta enfermedad me ha ayudado a saber ponerme en su piel.
La mamografía y la ecografía afortunadamente acaba bien en la mayoría de los casos pero de vez en cuando salta un nuevo caso. Para mi es importante detectar a tiempo el cáncer de mama y que el tiempo de diagnóstico sea el menor posible. En este mi primer caso del año ¡objetivo conseguido!