Actualmente, todo el mundo maneja habitualmente términos como TAC o Scanner, Resonancia o Radiografía. Pero, ¿sabemos cuáles son las diferencias reales entre cada una y cuando se utiliza una u otra? Estas son dudas muy habituales entre mis pacientes que me preguntan porque utilizamos una u otra técnica.
La resonancia magnética funciona, como su nombre indica, mediante un campo magnético y ondas de radiofrecuencia.  Nos muestra los tejidos blandos del paciente, es decir músculos, ligamentos, meniscos, tendones, etc. Al ser un campo magnético, no tiene radiación alguna pero se prohíbe entrar con objetivos metálicos que puedan interferir en dicho campo. Está contraindicado explorar pacientes con implantes cocleares (oído), algunos tipos de válvulas cardiacas y clips vasculares.También está contraindicado la entrada con marcapasos, bioestimuladores, bombas de insulina que pueden quedar dañadas por el campo magnético .
El TAC o Scanner, en cambio, lanza una multitud de rayos X desde diferentes ángulos que son absorbidos en diferente medida por cada tipología de tejido devolviendo imágenes más o menos débiles. El TAC es una buena técnica para ver las lesiones óseas y lesiones internas, entre otras. Muchas veces necesita inyectarse un contraste en la vena para diferenciar los vasos sanguíneos y ver cómo se comportan los tejidos con dicha inyección.
Finalmente, la radiografía funciona de forma similar que el TAC pero sólo utiliza un único haz de rayos X y esto provoca que el TAC pueda llegar a ofrecer imágenes más detalladas.  De forma más resumida, podríamos decir que un TAC son muchas radiografías a la vez superpuestas y desde diferentes ángulos.
En resumen, en función del tipo de lesión, convendrá utilizar una u otra técnica e incluso combinar ambas.